Incoherencia y política colombiana se convirtieron en pleonasmo hace tanto tiempo que no se puede recordar. La lucha por la integración y la participación del pueblo para la búsqueda de beneficios generales, nunca ha sido una característica presente, pero la conservación del poder por parte de los de siempre y la distribución del mismo en pagos de favores con trasfondo criminal, han sido los cimientos que han mantenido la justicia y la administración de este país.

Por eso, no es de extrañarse que se haya negado las 16 curules de las circunscripciones especiales para la paz, que pretendían ser otorgadas a las víctimas del conflicto armado para que de esta forma tuvieran participación directa en la integración de un nuevo país con los lineamientos de la paz, con por lo menos uno de los grupos armados que más aportaron a la violencia en las ultimas décadas.

Irónicamente, toda la oposición realizada ante la entrega de estas curules ha sido principalmente por parte de varios de los principales testigos de la participación de criminales en la política colombiana, muchas veces apoyados por ellos mismos.

Es de esta forma como hemos tenido que ser testigos que personajes como Pablo Escobar Gaviria, uno de los mayores capos del narcotráfico en Colombia, que tuvo la oportunidad de ser activo en la participación política, inclusive dentro del Senado.

Salvatore Mancuso, paramilitar, narcotraficante y uno de los comandantes de las AUC junto con Ramón Isaza y Ernesto Báez, también líderes paramilitares importantes, participarían en el año 2004 ante el Congreso, donde pretendieron justificar su actuar delictivo, como actos “antisubversivos” e ideales de ultraderecha en búsqueda del bienestar del país y muy amablemente fueron recibidos y escuchados e inclusive aplaudidos.

Javier Cáceres Leal, quien sería el predecesor directo del en este momento senador Armando Benedetti, fue favorecido por el paramilitarismo para conseguir posicionamiento electoral y posteriormente fue condenado por dichas alianzas, después de haber fungido desde 1998 hasta el año 2010.

Es por esto que ahora en Colombia salta la indignación del pueblo por otorgarle 16 curules a las víctimas, porque al parecer los cargos de las cámaras son sólo para personas idóneas, que hayan colaborado de manera criminal con los políticos de turno.


Eso sí, debemos establecer que la mayoría de los que están hoy en día en el Congreso tienen un prontuario criminal, investigaciones, entre otro sin fin de cuestionamientos. Los que acá presentamos no son los únicos. Ya el resto sabemos quiénes son.

Tags: colombia conflicto armado congreso de la republica delincuentes narcotraficantes paramilitares victimas
Categories: Congreso