La movilización en masa de habitantes del vecino país a nuestras tierras, ha generado retos en diferentes sectores que han visto un cambio en la mano de obra ofertada en promedio, presentando una disminución en el cobro de la misma por el fenómeno de los venezolanos que dispuestos al trabajo no les importa cobrar menos.
Uno de los sectores que se ha visto afectado de manera drástica y que ha generado problemas alrededor de esto, es el de la prostitución; el conflicto tiene origen, según las trabajadoras sexuales de Colombia, en que con la llegada de las venezolanas aumentó el expendio de drogas y la inseguridad de las zonas laborales, no en razón de las mujeres, aclaran, sino en el aumento exponencial en las zonas que tradicionalmente tienen para laborar.
Igualmente, la molestia general del fenómeno de migración, es porque las trabajadoras sexuales venezolanas cobran mucho menos por sus servicios y esto ha hecho disminuir de forma notable la clientela para las prostitutas colombianas.
Según un estudio del Consejo de Bogotá, en la ciudad hay aproximadamente 23 mil mujeres que ejercen esta labor y este fenómeno ha conllevado a que en pocos meses, el porcentaje de prostitutas venezolanas ya sea de un 10% en todas las zonas de prostitución, aumentando notablemente a los años anteriores.
La coordinadora del Centro de Atención Integral a la Diversidad Sexual y de Género, Deisy Olarte, explica que la problemática para las prostitutas colombianas se genera en que mientras ellas acostumbraron un mercado en el que se paga desde $50 mil a $60 mil por servicio de manera generalizada, las venezolanas cobran muchas veces desde un 50% de esos precios pactados, lo cual les ha quitado la estabilidad de negocio que se ha tenido de manera general; esto explica Deisy, en razón a que las venezolanas tienen otra noción económica, diferente a la colombiana, por lo tanto, el dinero que cobran les parece más que suficiente y esto es lo que está generando conflictos.
Hector Román, alcalde de la localidad de los Mártires, explicó que los establecimientos destinados a la atención de servicios sexuales también se ven afectados porque estos manejan unas montos y variables para el cobro de servicio completo que no se ve sustentado de forma adecuada con la manera como cobran las venezolanas.