El abogado y columnista de ElEspectador, Ramiro Bejarano, se despachó en su escrito de este domingo contra el uribismo y sus claras incoherencias con la iglesia católica, destacando que estos tienen una alta afinidad con los religiosos hasta que les demuestran no estar de acuerdo con sus mismas ideas políticas.
Bejarano explica que existe un aprovechamiento por parte de los líderes de derecha, sobre la fe y el movimiento popular que esta tiene para lograr sus pretensiones electorales, pero tan pronto se conoce de algún líder religioso no profesa sus mismos ideales, deciden segregarlo, como lo ocurrido recientemente con el padre Ramiro Arango.
“La contradicción uribista es evidente. Les gustan los sacerdotes de todas las religiones, pero cuando están de su lado” dice Bejarano, destacando inmediatamente que tan pronto ven que alguno lo critica, ya lo califican como un “pastor extraviado y abusivo”.
Sumado a esto, el columnista dice que pasa lo mismo cuando alguno de estos representantes de la religión muestra preocupación por aspectos sociales, inmediatamente es tachado de comunista, como ya le sucedió al arzobispo caleño defensor de la paz, quien fue atacado por Fernando Londoño y por múltiples de sus seguidores.
El caso reciente del padre Arango, donde a través de un video pidió a Uribe y a Duque que detuvieran los asesinatos contra líderes sociales y defensores de derechos humanos, dejó ver inmediatamente la incoherencia a la que Bejarano hace referencia, motivo por el que lo defiende, asegurando que algo “muy grave tiene que estar creciendo en el alma de los colombianos” para que un hombre de religión tenga que expresarse en un video de la forma como lo hizo, y haciendo referencias tan directas al senador y presidente electo.
No obstante, Ramiro deja claro que siempre ha estado en desacuerdo con la opinión religiosa dentro de la política, por lo que manifiesta que sin importar que la expresión del religioso sea coincidente con su modo de pensar, él no cambiará su modo de ver esta situación. Fuente consultada: ElEspectador.