El presidente Juan Manuel Santos decidió hace unos años construir una casa en el barrio El Refugio, en los cerros de Bogotá, donde ya inician los trasteos con miras a completar la mudanza para el 7 de agosto del 2018.
La casa fue negociada con Augusto Jimenez, presidente de la Drummond en Colombia, y hace parte de un conjunto llamado Resolana, que está compuesto de ocho casas e incluye la que habitará a futuro la familia Santos. El precio pactado se calcula que oscila entre los $7.100 millones o 2 millones de dólares, lo cual es el precio comercial conocido de las casas que tienen una extensión aproximada de 400 metros cuadrados, dos pisos con acceso de ascensor privado y lujosos detalles de alto costo. Toda una mansión.
La primera dama se encargó de varios detalles y cambios lujosos a la nueva casa, tanto que cambió la distribución y espacios de la construcción e inclusive cada detalle, solicitando por escrito sobre cambio de muebles incluidos los de la portería y el jardín.
Con todo el revuelo que acarrea una mudanza, el presidente Santos ya empezó a causar comentarios y molestias entre los vecinos del lugar, que nada están contentos con la mudanza de la familia al barrio El Refugio, ya que desde que se conoció de la compra y programada mudanza de la familia presidencial, la tranquilidad del sector ha sido perjudicada y perdió la serenidad que le caracterizaba.
Todo lo anterior, en razón a que desde que la casa fue entregada hace cuatro meses por parte de la constructora Escalar, en proceso de terminación de fachadas y detalles interiores a la familia, ha comenzado a hacer presencia el Ejército, lo cual no ha sido bien recibido por los vecinos que consideran una afectación a la normal circulación y apacibilidad del lugar. Los uniformados han hecho rondas constantes de vigilancia y han puesto conos en el lugar, lo que ha causado molestia inmediata de los vecinos, según Las2orillas.
Lo cierto es que la mudanza de la familia presidencial no sólo está causando impacto por lo lujoso y extravagante de su nuevo hogar, sino que está dejando una molestia entre todos los habitantes por la presencia militar y revuelo por visitas frecuentes de la primera dama durante el proceso de salir de la Casa de Nariño. Ahora a los Santos sólo les quedará la opción de no ser unos vecinos molestos y dar buena imagen, porque, ¿se imaginan ser el vecino en estos momentos del país del primer mandatario?