Varios columnistas publicaron este domingo sus opiniones sobre un tema recurrente en las últimas semanas: el expresidente Álvaro Uribe Vélez.
Resulta llamativo como algunos de estos llegaron al punto de tener observaciones similares sobre la figura del líder del uribismo, destacando el exagerado poder que tiene sobre sus seguidores y como esto los ha llevado a un punto de lealtad e idolatría, que lo hace inclusive parecer como si le tuvieran temor a alguna clase de “Dios”.
Así lo señala el abogado y columnista de ElEspectador Ramiro Bejarano, quien etiqueta a Uribe como “el dios de la guerra”, el cual logrará ejecutar un gobierno en el que la oposición y la crítica estarán limitados por su talante hostil, generando “un temor reverencial” que se asemeja más a la cobardía, principalmente en las personas que son víctimas de sus calumnias, como ya ha pasado en casos como el magistrado de la Corte Suprema, Fernando Arboleda, que defendió al expresidente a pesar que este lo había acusado de recibir sobornos.
Por otra parte, María Jimena Duzán de Semana, deja entrever en su opinión la debilidad percibida tanto por ella, como por un número significativo de colombianos sobre Iván Duque, a quien prácticamente le tocará un gobierno impropio sin protagonismo por el fenómeno que generarán los simpatizantes del uribismo y su tendencia “amenazante” y agresiva que, finalmente, estigmatiza a todo el movimiento.
Esto se ejemplifica con la posición que tuvo que asumir desde antes de posesionarse como mandatario, en el que su jefe, Álvaro Uribe Vélez, lo puso a escoger entre él y la Corte Suprema de Justicia, lo que resulta incómodo para el presidente electo, pues ya existía una investigación en firme por parte del órgano judicial contra su mentor, lo cual es un hecho irrefutable.
Según Duzán, este dilema dejó dos opciones para Duque en las que puede, o bien independizar la rama judicial para poder salvar a su jefe, o quedar como un traidor si defiende las decisiones judiciales tomadas por las altas cortes.