Álvaro Uribe Vélez estuvo entre los invitados especiales para asistir al acto de posesión de Iván Duque; esto resulta en una gran obviedad, pues es de conocimiento de toda Colombia, que el expresidente es el verdadero jefe del nuevo Presidente de la República, por lo que siempre debe estar en los momentos más importante de su neonato mandato.

Resulta evidente que Duque le debe todo lo que tiene políticamente al líder del uribismo, pues fue este quien lo posesionó como senador gracias a la modalidad de lista cerrada que utilizó hace cuatro años, en donde Iván resultó beneficiado, y su actual presidencia, la cual fue 100 % impulsada por la fuerza política del expresidente y el renombre que mantiene ante los votantes.

Es por estos motivos que el nuevo mandatario de Colombia no pudo aguantar las ganas de llorar al momento en que saludó a su mentor dentro de la Casa de Nariño.

El cambio en el rostro de Duque fue inmediato cuando se acercó al expresidente, mostrando inmediatamente unos ojos inundados por las lágrimas pero con expresión de agradecimiento, lo que también fue expresado con su saludo y abrazo.

Este instante fue uno de los últimos durante el acto de saludo a los invitados especiales, pues el expresidente ingresó junto a su bancada del Centro Democrático entre las posiciones más alejadas.

El saludo entre el Senador y el nuevo presidente fue bastante corto pero emotivo para los uribistas, pues es la representación de todo lo que significa el uribismo en la actualidad, con un expresidente que continúa ejerciendo poder sobre la política y el mandatario que a penas comienza a intentar lograr hacerse notar con su actuar independiente.

Las lagrimas de Duque no fueron el único acto de halago para el líder político, pues durante la reunión llevada a cabo después de la posesión presidencial, toda la bancada del Centro Democrático se reunió alrededor del “presidente eterno” para reverenciarlo y compartir con él opiniones sobre lo que había sucedido durante el acto público, destacándose además las palabras del polémico discurso de Ernesto Macías donde también rindió homenaje al expresidente.

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